Quisiera decirte q dormí muy bien, q amanecí mejor, q no tengo motivos para sentirme mal, para no sonreir, para dejar de vivir...
Me gustaría hacerte ver q no me preocupas, q eres alguien realmente irrelevante ahora en mi corazón y q jamás te he vuelto a pensar...
Quisiera también, decirte q te he dejado de soñar cada noche y q jamás lo volveré a hacer...
Pero no, no puedo mentir. Te pienso, te sueño y siento aún. Te miro y vuelvo a caer en aquél abismo q me mantiene derrotada. Quisiera saber q hacer para ser libre otra vez...
Ayer, pasé la noche en vela, pensando en tí, y cuando la conciencia me regresó, era hora ya de comenzar un nuevo día...
Hace mucho te soñé y tan bueno fué q quise permanecer el resto de mi vida así. Cuando desperté, me dí cuenta de la terrible soledad q me rodeaba y en la q sumergida me quedé...
Entre las cosas vagas q mi mente me deja recordar acerca de tí, me vino a la cabeza aquel último día en el q estuvimos juntos. Ése día en el q ví tus lindos ojos por última vez, y q mirara para donde mirara, siempre los veía clavados en los mios. Aquel día frío en el q lo único q quería era quedarme abrazada a tí el resto de la eternidad...
Quisiera decirte q dormí muy bien, q amanecí mejor, q no tengo motivos para sentirme mal, para no sonreir, para dejar de vivir... pero... es mentira, todas los recuerdos de tí, q en ésta noche vienen a mi mente, y q me atormentan, son sólo una parte de aquella confesión. La confesión de una niña enamorada, de una niña con el corazón destrozado...